Latín "aquello que debe sumarse". Pensamientos en beta perpetua.

23 de octubre de 2010

Calcetines y lengua española


La cosa es más o menos así. Necesitaba buscar una colocación en español y, en vez de ir a los estantes de mi biblioteca, tipeé (perdón), escribí en Google "Diccionario María Moliner". Resulta que estoy buscando una aguja en un pajar.

Semejante obra de amor sazonado con inteligencia en medidas justas, sólo posee en Internet un índice de 960 páginas muy difícil de consultar administrado por un fantasma. Esta realidad sorprendía ya en 2008. A mí me entristece hoy en 2010.

¿Qué impedirá que el Diccionario de uso del Español tenga una URL? ¿Por qué tiene que ser una obra de culto para profesionales de la lengua mientras que la gran mayoría de usuarios del Español ignora qué puede encontrar allí?

Recientemente renovado, el diccionario no deja de ser costoso. Las nuevas ediciones, además de agregar términos, han alterado algo del espíritu organizador original a fin de facilitar la lectura, cosa a la que los herederos de María Moliner, quizá justamente, se oponen. María Moliner, al igual que Julio Casares con su diccionario ideológico, amaban los significados y la historia viva de la lengua por encima de las convenciones fosilizadas de corrección. El sentido del diccionario era valorizar la lengua como proceso, de la idea a la palabra, y no simplemente plasmar una foto más actual de la lengua en su uso real. Para tener una idea de lo que nos perdemos, veamos la Wikipedia.

Lejos de nuestra biblioteca y conectados a Internet, contamos únicamente con la RAE que también incluye el Diccionario panhispánico de dudas. Obras muy valiosas, pero prescriptivas e incompletas.

Para muchos alumnos de la lengua, la voz que más les habla sobre qué decir es el implacable corrector de Microsoft Word o el salvavidas del traductor de Google. Herramientas rápidas y poderosas, útiles si las usamos para el propósito que fueron creadas y no para autorizar a ciegas a imponer formas o responder a todas nuestras dudas.

María Moliner buscaba la lengua viva en la lectura de los diarios. Trabajaba con paciencia y pasión profunda, cosas poco comunes en los tiempos de la mensajería instantánea. En esta época donde los correctores de la lengua pierden su trabajo en los diarios por reducción de presupuesto, me pregunto cuánto bien haría contar con toda la riqueza de fuentes del Español accesibles online.

Soy una afortunada poseedora de la edición de 1991 del gran diccionario. Sólo puedo compartir en este post unos enlaces para que tengan idea de mi lujo. Esto viene a ser como hablarles de un tal Shakespeare ilustrando con el peor de sus sonetos y esperar que la imaginación les dé una idea de que existió una obra muy buena llamada Hamlet.

En el frustrado diálogo entre herederos y editores, perdemos todos. Es sabido que lo que las masas desconocen y, por ende, no valoran, los intereses económicos jamás protegerán en su lucha por poder. María tuvo tres hijos y un diccionario. Si las nuevas ediciones modifican el valor intrínseco del original, por favor, que alguien declare esos dos tomos patrimonio de la cultura española y le entregue los derechos a los verdaderos herederos de esa obra: nosotros.

¿Qué mejor homenaje a esta humilde experta en calcetines que liberarla y difundirla en Internet?


Enlaces relacionados
Instituto Cervantes. Sobre los polémicos criterios de ordenación de términos. Disquisición obsoleta. Cosas del pasado cuando no existían motores de búsqueda dentro de una misma URL.




La imagen de este post es mía -tomada hoy con mi BenQ.

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Claudia Ceraso is a graduate teacher of English from IES Lenguas Vivas 'Juan Ramón Fernández' . She is also a Literary, Technical-Scientific Translator EN<>SP from IES Lenguas Vivas. She has studied History of Art at AAMBA. She has been teaching FCE courses at AACI -Asociación Argentina de Cultura Inglesa- since 2002. She is a Cambridge Speaking Examiner. Twitter @fceblog LinkedIn Mail: fceblog (at) gmail (dot) com My blogging projects are strictly personal and need not reflect the views of my employers.
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